Transformación Personal

Cada experiencia, un nuevo aprendizaje

Hoy he entendido la diferencia entre “querer hacer” y estar preparado para hacerlo realmente. El primero es un deseo atractivo y potencial que por varios motivos aún no es capaz de materializarse; el segundo, es tener la conciencia y las herramientas internas personales para concretarlo.

Si bien a veces la falta de realización está asociada a carecer de voluntad, disciplina y el deseo ardiente por hacerlo posible, existen ocasiones que está más asociado a componentes muy profundos, en la parte escondida del iceberg. Tiene que ver con temas de raíces y dolores antiguos.

Una vez que se van sanando las bases, vas viendo cómo situaciones o acciones que te parecían demasiado complejas, se comienzan a revelar con tal simpleza que te emociona. Comienzas a ver el sentido, las conexiones y el paso a paso para acceder a una información que por más fácil que era para los demás, sentías que para ti por alguna razón estaba vetada.

Eso sí, sucede desde una acción conciente a volver a intentarlo, a practicar una y otra vez hasta que un día, sin saberlo el dolor desaparece y lo comienzas a disfrutar.

Esta reflexión nace de mi experiencia con el Ukelele. Por años no pude conectarme con los instrumentos de cuerda. Tomé un curso de guitarra en el colegio y si bien saqué algunas canciones, no estaba a gusto, no me sentía bien.

Después de muchos años, despertó nuevamente la curiosidad por aprender y ahora quería que fuera un Ukelele. Y me llegó de forma muy especial como regalo de mi novio. Quería tocar y no sabía cómo. Buscaba canciones y no fluía bien el sonido.  Debo reconocer que lo tomé varias veces y que después de varios intentos fallidos, me acostumbré a verlo como una decoración.

Hasta que un día (después de tenerlo casi un año en mi mueble), algo en mí despertó. No lo cuestioné, sólo dejé que esa energía me condujera y me sorprendí. Comencé a ver los pasitos que había que hacer antes de poder tocar una canción como la que tenía en mi mente.

La idea de que “tenía que salir perfecto al partir” no estaba, tampoco había señales de frustración, vergüenza o molestia. Solo estaba concentrada en vivir el aquí y el ahora expectante de qué podía ser diferente esta vez. Y lo fue.

Les quiero compartir esta experiencia y cómo es aplicable para varios aspectos de la vida. Así fue la ruta que seguí:

  • Mente abierta y curiosa. Para iniciar cualquier cosa que desconoces es esencial estar dispuesto a aventurarte  e ir descubriendo lo que va apareciendo.
  • Busca referencias para iniciar o alguien que te dé pauta. Lo primero que debía entender eran las notas. Encontré un buen video que me mostró cómo hacerlo.
  • Hazlo didáctico y a tus tiempos. Se me ocurrió que la mejor forma era anotando los acordes en un cuaderno. A medida que los veía y ejecutaba, mi mente los iba enlazando. Entonces entendía qué significa poner o sacar un dedo en un determinado espacio y cómo sonaba. Ya estaba armando la relación de las notas. Durante esta etapa fui escuchando lo que necesitaba y lo hice tanto a mis tiempos como a mi forma, sin presión.
  • Practica lo que has aprendido hacia alguna dirección. Ya estaba dominando los acordes, ahora tenía que ver cómo  se convertían en una canción. De esta manera, la información adquirida y puesta en práctica tendría alguna forma, sobre todo un destino hacia el cual volcar mis energías.
  • Encuentra el sentido. No siempre tenemos clara la película completa o aparece de inmediato cuando iniciamos, si no que lo vamos descubriendo cuando avanzamos. Comienzas a recolectar piezas y de pronto, aparece el puzzle que te dice para qué haces lo que haces.
  • Descubre los detalles. Los mensajes aparecen en ocasiones en pequeños fragmentos que tenemos que recolectar. Elegí la canción, anoté los acordes y no sonaba como escuchaba en el video. De pronto, me di cuenta que estaba escrita la letra y arriba de cada palabra estaba el acorde. Ya no lo vi por separado si no, como parte de un todo.
  • Encuentra el ritmo. Practicando pude sintonizar con la armonía y los tiempos. Me fui familiarizando con el lenguaje propio que tenía tocar una canción. Pude comprender más allá de lo que al inicio escuchaba en los tutoriales.
  • Practica y perfecciona. No sonará bien a la primera, ni a la segunda y quizás si eres muy virtuoso, lo logres a la tercera. Lo habitual es que vayas probando una y otra vez hasta que sea natural para ti.
  • Adopta lo nuevo. Comienza a ser tan natural que luego no te das cuenta de este caminito que recorriste, por eso quise registrarlo, para poder compartirlo. Al cabo de un tiempo, sientes que siempre ha sido así y lo ves como parte de ti. La magia inicial ya te es más invisibles hasta que te ves reflejado en una persona que está partiendo como lo hiciste alguna vez. 
  • Felicita y agradécete tus avances. Estás en un mejor pie que cuando iniciaste, así que siéntete orgulloso de lo que has alcanzado y reconoce todo lo que tuviste que pasar para llegar a este momento. Esta acción es más que lo que haces, representa un hito de lo que está pasando en tu vida y lo que antes no eras capaz, ahora ya es parte natural de ti.
  • Comparte tu experiencia. Siempre es de mucho valor compartir lo que hemos aprendido, descubierto o encontrado. Puede haber alguien que está iniciando también y quizás seas tú esa guía de la que hablamos al inicio.
Estas abierto a las experiencias es clave para descubrirte. A veces las respuestas que buscas no están en lo habitual o conocido, si no en probar algo diferente a lo que estás acostumbrado, algo que habías dejado atrás o a lo que te rendiste en algún momento. Ahí en ese terreno inexplorado, emerge algo que yacía oculto para ti y que ahora es una gema que quieres pulir para darle más forma.

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